Su nombre proviene del estado de donde es nativo, del estado americano de Maine. La segunda palabra de su nombre es una forma abreviada de “Raccoon” (mapache) y alude a su cola ondeante y con anillos. La cuestión de su procedencia se complica ante la existencia de la teoría, que su descendencia proviene de los Vikingos que llevaban consigo gatos de la Raza Bosque de Noruega y al llegar al continente americano estos se cruzaron con gatos autóctonos y de este cruce surgió la raza Maine Coon.
Cabeza de gran tamaño, con una forma cuadrada. Esto es muy evidente en el hocico, lo que le diferencia de una raza con la que tiene gran parecido, el Bosque de Noruega. La frente está ligeramente abombada, aunque tiene una ligera hendidura entre la frente y el hocico. La nariz es ancha y en ocasiones puede tener la punta ligeramente abombada. El mentón es firme, fuerte, y los maxilares son potentes y bastante largos.
Sus ojos gigantescos, bien separados, más bien redondos (especialmente cuando tiene la mirada atenta). Realmente son ligeramente ovalados, de modo que el vértice exterior del ojo apunta hacia la base externa de la oreja.
Grandes orejas, anchas en la base y moderadamente puntiagudas. Son más largas que anchas, pero siempre en equilibrio con el tamaño de la cabeza. Las orejas pueden parecer más puntiagudas y largas por los mechones de pelo de las puntas
Cuerpo muy largo, rectangular, de gran tamaño y potente. La espalda es recta y el pecho es ancho; no obstante, la anchura de la cadera y de los hombros es semejante. La osamenta está proporcionada y posee una potente musculatura.
La longitud de las patas debe estar proporcionada a la del cuerpo al ser muy potentes. Para ello cuentan con una osamenta y una musculatura fuertes. Los pies son grandes y redondos, con mechones interdigitales bastante abundantes.
Cola muy larga, al menos tanto como el cuerpo, y recubierta de un pelo largo y vaporoso. La base es ancha y se va afinando hacia la punta.
El temperamento del Maine Coon es cariñoso, pero nada dependiente. Por eso, en todo momento estará atento a lo que hace su propietario, pero sin estar constantemente sobre su regazo. Dado que se trata de una raza inteligente y curiosa, puede resultar fácil de entrenar, siempre que sea con modales suaves y disciplina administrada con premios. No hay que olvidar que recibe el sobrenombre de “gigante gentil” por su carácter amable y alegre.
A pesar de ser una raza tranquila (por eso tolera perfectamente la vida en un apartamento), mantiene su naturaleza juguetona, propia de un gatito, prácticamente durante todas las etapas de su vida, incluso en la madurez. Eso sí, en la vejez (su esperanza de vida ronda los 15 años) es mucho más apacible.